En
día en que lo sacaron a la fuerza de su casa, don tuvo dijo “nadie podrá vivir
tranquilo en esta casa solo Sofía” .ante esa sentencia, los hermanos rieron
como si se tratara de un chiste.
Dos
días después, murió don tavo. En el funeral la más triste era Sofía . Al final
del entierro Raúl se dirigió a ella para decirle mi papa se murió y como soy el
mayor a mí me corresponde decidir sobre sus propiedades, así que te doy 24
horas para que abandones la casa ¡Porque esa, por derecho, es mía!
Sorprendida
y asustada, la pobre Sofía todavía replico: pero testamento si hay.
-y
¿Dónde está? –le pregunto Raúl-no lo sé –respondió ella don tavo, no había
tenido tiempo de explicar donde se encontraba el documento antes de morir. La
joven no tuvo otra opción que abandonar la casa.
Días
después en aquella casa se empezaron a ver varios trabajadores contratados por Raúl
para hacer reparaciones empezaron a renunciar. Decían que escuchaban ruidos y veían
cosas extrañas, otros dijeron haber visto a un viejo mal encarado que les
gritaba -¡fuera de mi casa, fiera fuera!
Estos
patojos ya no saben ni que inventar,-dijo Raúl riéndose. Todos regresaron a sus
labores, cuando de la nada en toda la casa oyó un rugido, que parecía salido de
la tierra. Todos se vieron con cara de terror. Don Martin, el supervisor de la
obra dijo, -¡esta casa esta maldita!
No
habían terminado de hablar cuando se escuchó un fuerte ruido el cual se producía
por un andamio que se desplomaba el cual iba directamente a Raúl a quien don Martin
empujo para que no le cayera encima.
Después
del incidente Raúl le cuenta a don Martin lo que había hecho para quedarse con
esa casa. a lo que él respondió –mire Raúl , lo que usted hizo fue apresurar la
muerte de su padre, además sacar de esa forma a su hermana no fue lo correcto.
Mejor siga la voluntad de su padre su ceder, hoy se salvó de puro milagro, pero
la próxima quizás ya no la cuenta.
Raúl
fue con su hermana cristina y le conto todo. Ella, casi a gritos dijo,-pensé
que eras más hombre. Esa casa es nuestra termina de arreglarla, para venderla.
Es
lo único que le lograron sacar al viejo. A Raúl no le quedo otre que regresar a
la casa a presionar a don Martin y a los muchachos para que terminaran los chapuces,
Raúl subió corriendo por las viejas escaleras.
Al
poner el pie en el último escalón se oyó un crujido terrible y un desgarrador grito.
La
escalera se desplomo y Raúl cayó de espaldas.
En
el hospital, cristina recibió la triste noticia del doctor, que le informo que
su hermano no volvería a caminar a causa del accidente Cristina y Raúl muy
tarde comprendieron que esa casa no era para ellos sino para Sofía tal como su
padre lo había indicado.
Sofía
regreso a la casa de su padre para terminar la reparación. Un día al derribar
una pared cayo una caja de madera la cual contenía unos viejos papeles, que
estaban las escrituras que mostraban las otras muchas posesiones de su padre
don Martin al verla exclamo –“este era el secreto que guardaba esta casa” en él
explicaba que le dejaba todo lo que poseía a su hija Sofía, por su buen proceder.
A los otros hijos, que lo habían abandonado, les dejo un poco de dinero en unos
sobres.
Sofía
se convirtió en una mujer adinerada, que hoy vive cómodamente. Cuida a pesar de
todo, a su hermano e invita a veces a Cristina entra por la puerta, se oye
siempre un grito espeluznante – ¡fuera de mi casa, fuera, fuera!
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