El
perro corría rápidamente, la noche era muy fría y la lluvia que inundo la
cuidad parecía oponerse a su carrera. Llego hasta donde su instinto lo llamaba, la tragedia escena del asesinato de
pedro, su dueño, que lo había rescatado siendo apenas un cachorro. Pedro se
desangraba y los 3 ladrones terminaban su brutal trabajo despojándolo de todo
lo valioso.
E
perro se tiro sobre ellos alcanzando a uno en la mano izquierda, desgarrándole
con sus fuertes colmillos parte de la piel. En ese momento, sintió un frio
estremecedor que le recorrió el cuerpo,
era una puñalada mortal que otro de los maleantes le logro acertar en su pecho
blanco. Aquel noble can, herido de muerte, aun mostraba sus colmillos y ladraba
a aquellos que rápido huyeron de esa calle desolada.
Pedro
ya casi no respiraba y sintiendo el cuerpo tibio de su perro al lado. Esbozo
una sonrisa y murió. En ese instante, un largo y estremecedor aullido se perdió
en las sombras de la noche, el perro también murió. Un espíritu, de esos que solo los perros
pueden ver, ilumino la escena. Como un fantasma, el perro se levantó meneándole
la cola a aquel espíritu del mas allá. Luego una mano esquelética se extendió
sobre el perro y le dijo con voz ce ultratumba.
“Cumple tu
destino”.
Marco
y Orlando se dieron cita en aquel billar y, en un rincón decían: - pobre
Danilo, por no culparse aquella mordida se le infecto. Fue muy tarde cuando decidió
ir al hospital, ya no lo pudieron salvar. –si vos maco, menos mal que a mí no
me alcanzo ese perro del infierno jajaja- reía Orlando –vos, como siempre,
inventado cosas, -dijo maco.
Así
llego la noche y maco le propuso a Orlando que fueran a hacer otro trabajito,
pero Orlando le dijo que no se sentía bien, tenían un mal presentimiento.
Como
a las once de la cada uno tomo un rumbo distinto. Las calles ya lucían
desoladas. Orlando subió al primero taxi que se le cruzo en el camino, en todo
el viaje no expreso una sola palabra. Ya acercándose a su casa, pregunto al
taxista, -¿Cuánto le debo? Una voz fría y penetrante le contesto:
-
Este viaje es especial, es gratis
para usted…. Confundido y asustado, salto del asiento trasero a la calle y
enfilo hacia la puerta de su casa. Al llegar, vio un bulto, al que le pego una
patada creyendo que era un costal de basura. Para su sorpresa, era un perro.
Estaba mojado, como si recién hubiera llovido, y en su pecho blanco corrían
surcos de sangre. La escena era escalofriante. Del hocico de aquel animal
brotaban unos colmillos largos y filosos.
Cuando Orlando reacciono, empezó a retroceder,
cayó al suelo, y solo alcanzo a ver unos terribles ojos rojos que lo acusaban.
Sus gritos fueron desgarradores, a lo lejos se oyó decir -¡perdóname,
perdóname!
Las luces de casas vecinas se encendieron y,
cuando corrieron al lugar, encontraron el cuerpo irreconocible de aquel hombre.
A lo lejos se escuchó un tremendo aullido que a más de uno le hizo temblar.
Entrada la tarde, maco llego al brillar, allí se
enteró de la muerte de Orlando. Por unos minutos se asustó, se puso nervioso,
pero después pensó que todo aquello era una simple casualidad y que lo del
perro, del que todos hablaban, no pasaría de ser un perro con rabia. Recordó
que era día de pago y que tendrían muchas oportunidades de obtener dinero
fácil. Estaba acostumbrado a robar a personas que salían tarde de sus trabajos.
Al ver caer la noche, y ya con un par de tragos entre pecho y espalda, decidió
recorrer las calles para acechar a alguna víctima. Habían pasado como una hora
y nadie aparecía. Empezó a llover cuando, en medio de un callejón, vio a un
hombre con un perro, su primera impresión fue de susto. Sin pensarlo dos veces,
se fue acercando a aquellas siluetas. Sacó su pistola y se dispuso a llevar a
cabo el asalto, cuando, para su sorpresa, el hombre se quedó inmóvil y el perro
empezó a caminar lentamente hacia él. Lo miraba fijamente con sus profundos
ojos rojos. Maco grito:
-¡A mí no me matas, perro del infierno! Empezó a
disparar, pero las balas pasaban de largo sin causarle daño alguno. La lluvia
arreciaba… se le acabaron las balas y, en un instante, solo se oyó un estremecedor
crujir de huesos y, confundiéndose con la lluvia y los truenos, un espeluznante
aullido.
Así parece terminar aquella historia, sin
embargo, hay quienes cuentan que, en las noches de lluvia y truenos, se
distingue en las sombras a un hombre que pasea con su perro y, a lo lejos, se
deja escuchar un aullido, recordatorio para los delincuentes que, hasta este
día, sigue sueltos el perro del infierno.
Increíble historia por fin el perro terminó su trabajo vengando a su dueño de su muerte y de el
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